La vida no es mas que una serie de habitaciones y la gente con la que te quedas encerrado son quienes la determinan.
jueves, 4 de agosto de 2011
“Cada tormenta trae consigo la esperanza de que por la mañana todo volverá a estar limpio de nuevo y que hasta las manchas más perturbadoras habrán desaparecido así como las dudas sobre su inocencia o las consecuencias de su error, las cicatrices de su traición o el recuerdo de su beso. Aguardamos a que pase la tormenta esperando lo mejor, aunque en el fondo de nosotros mismos sabemos que algunas manchas son tan indelebles que nada podrá lavarlas”.
No recuerda muy bien como había comenzado el día. No recuerda por que estaba allí , pero si la sensación al verla en aquel bar , como su corazón se aceleró. No recuerda de que era el chupito que aquella noche se tomó , pero si como todo se detuvo cuando la miró. Aquella noche entre la oscuridad y la gente , recordó lo que era besarle , allí en aquel parque donde tantas tardes pasaron , en aquel lugar donde se conocieron...
Y , allí estaban de nuevo , en aquel sofá que ella misma había escogido. Allí estaban , la tenia tan cerca pero la sentía tan lejos ... Ninguna daría marcha atrás en el tiempo. La miraba , no podía dejar de hacerlo , sabia que aquello no se repetiría. Estaba tan... tan como siempre y sin embargo mas guapa que cualquier otro día. No podía apartar la mirada.Ella le preguntó qué pasaba y un millón de respuestas cruzaron su cabeza , un millón de explicaciones , de disculpas, un millón de cosas y un "te quiero" con ganas de salir , pero , nunca quiso estropearlo todo con un estúpido "te quiero" que jamas seria respondido , así que se limito a decir -"Nada , no pasa nada"- sonrío y se besaron sin mas. Poco después estaba de nuevo viendo como se iba , como se alejaba sin girarse a mirar lo que dejaba atrás , algo muy típico en ella.
Esto no forma mas que parte del recuerdo de una noche. El recuerdo que el alcohol no ha borrado , aún. Un recuerdo doloroso a su manera. Cada vez que este recuerdo golpeaba su cabeza no podía evitar que una pequeña lagrima se escapase dando pedales sin poder hacer nada para contenerla.
Y , allí estaban de nuevo , en aquel sofá que ella misma había escogido. Allí estaban , la tenia tan cerca pero la sentía tan lejos ... Ninguna daría marcha atrás en el tiempo. La miraba , no podía dejar de hacerlo , sabia que aquello no se repetiría. Estaba tan... tan como siempre y sin embargo mas guapa que cualquier otro día. No podía apartar la mirada.Ella le preguntó qué pasaba y un millón de respuestas cruzaron su cabeza , un millón de explicaciones , de disculpas, un millón de cosas y un "te quiero" con ganas de salir , pero , nunca quiso estropearlo todo con un estúpido "te quiero" que jamas seria respondido , así que se limito a decir -"Nada , no pasa nada"- sonrío y se besaron sin mas. Poco después estaba de nuevo viendo como se iba , como se alejaba sin girarse a mirar lo que dejaba atrás , algo muy típico en ella.
Esto no forma mas que parte del recuerdo de una noche. El recuerdo que el alcohol no ha borrado , aún. Un recuerdo doloroso a su manera. Cada vez que este recuerdo golpeaba su cabeza no podía evitar que una pequeña lagrima se escapase dando pedales sin poder hacer nada para contenerla.
La parte más dura de mandar a la mierda un hábito es querer mandarlo a la mierda. Es decir, nos hacemos adictos por un motivo, ¿verdad?
A menudo, demasiado a menudo, las cosas empiezan de cero como una parte normal de tu vida y, de algún modo, cruzan la línea de la obsesión, compulsión. Perder el control.
Es el colocón que arrastramos. El colocón hace que todo lo demás se apague lentamente.
El caso es que la adicción no acaba bien porque tarde o temprano, lo que nos haya tenido drogados deja de hacer sentir bien y empieza a doler. Pero dicen que no mandas a la mierda el hábito hasta que caes en lo más bajo. Pero, ¿cuándo sabes que has caído? Porque no importa cuánto daño nos está haciendo algo; a veces, dejarlo marchar, nos duele más.
A menudo, demasiado a menudo, las cosas empiezan de cero como una parte normal de tu vida y, de algún modo, cruzan la línea de la obsesión, compulsión. Perder el control.
Es el colocón que arrastramos. El colocón hace que todo lo demás se apague lentamente.
El caso es que la adicción no acaba bien porque tarde o temprano, lo que nos haya tenido drogados deja de hacer sentir bien y empieza a doler. Pero dicen que no mandas a la mierda el hábito hasta que caes en lo más bajo. Pero, ¿cuándo sabes que has caído? Porque no importa cuánto daño nos está haciendo algo; a veces, dejarlo marchar, nos duele más.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)